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Los erizos son mamíferos de costumbres crepusculares que raramente
sale de su escondrijo hasta 1 ó 2 horas después de esconderse
el sol, para retirarse de nuevo antes de que amanezca por lo que sus
salidas nocturnas hacen que pasen inadvertidos a nuestros ojos pero
realizan una gran labor como lucha contra las plagas ya que son básicamente
insectívoros aunque es capaz de ingerir insectos, lombrices,
pequeños reptiles e incluso huevos, ratones y pequeños
mamíferos, dieta a la que añade frutos, especialmente
en la temporada que más abundan (lleva una alimentación
omnívora). Sus patas cortas le dan un aspecto rechoncho y tienen
el dorso recubierto de las características púas o espinas
de unos 3 cms. de longitud, es un animal de aspecto y forma inconfundible.
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Al
final del otoño, normalmente cuando la temperatura media baja
de los 10º C, el erizo busca un agujero escondido y abrigado
entre piedras o bajo las raíces de un árbol, empiezan
a recoger hojas (especialmente de árboles de hoja caduca),
hierba, paja, helechos, juncos, etc. y usan estos materiales para
construir sus propios nidos donde se hace una bola y queda sumido
en un profundo letargo que se prolonga hasta la llegada de la primavera,
bajando sus latidos de las habituales 180 pulsaciones minuto hasta
las 20, al tiempo que también baja su temperatura corporal
para adaptarla a la ambiental, situándola en torno a los 5º
C. Este sueño invernal no es continuo a lo largo de toda la
época fría, sino que puede verse interrumpido y sale
al exterior en los días más soleados y calurosos, momento
en que se vuelve torpe y pesado, como si estuviera medio dormido.
Los refugios son importantes para que los erizos sobrevivan a la hibernación.
Además, también ayudan a que pasen los largos días
de calor en sitio protegido. Estos "hibernáculos"
son resistentes al agua y un buen aislamiento contra el frío
y el calor.
En el campo tienen la mayoría de los materiales antes mencionados
y lugares adecuados para los refugios - bajo construcciones, montones
de abono vegetal, arbustos y montones de hojas o detrás de
las pilas de troncos y en materiales de construcción en desuso.
En estas circunstancias, los erizos deben ser capaces de construir
sus propios refugios. Sin embargo, se puede ofrecer a los erizos la
construcción de una estructura alternativa en la que hibernar.
Aunque estos refugios artificiales posiblemente ayuden a las poblaciones
de un modo local, sobretodo en lugares privados, no deberíamos
olvidar que los grandes problemas mencionados amteriormente: los atropellos,
los pesticidas y el veneno (en los que incluyen restos de animales
en sus dietas) no pueden ser remediados por las asocaciones de manera
local por lo que si la administración no prevé pasos
de fauna en las carreteras y autovías y no vigila el uso incontrolado
de sustancias perjudiciales sus poblaciones serán cada vez
menores. |
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